Subcomandante Marcos-Paco Ignacio Taibo II
Muertos incómodos
Destino, 2005
237 páginas
Muertos incómodos es una novela negra negra muy especial. No sólo está escrita a cuatro manos, sino que esas cuatro manos son nada más ni nada menos que las de Paco Ignacio Taibo II y el Subcomandante Marcos.
Paco Ignacio Taibo II es el escritor mexicano que creó al detective Héctor Belascoarán Shayne, donde hierve la sangre vasca y la irlandesa recalentada por los vapores ardientes de Méjico DF. Del subcomandante Marcos todos tenéis referencias. Pero os va a sorprender, como a mí me sorprendió y gratamente, que este encapuchado, que fuma en pipa y que lidera la rebelión indígena en
La colaboración se ve. Con esto quiero decir que podemos ir viendo los capítulos escritos por el subcomandante (el “comisión de investigación” Elías Contreras, indígena y miembro de
El Mal, gran reflexión de la novela negra, es el tema de fondo de Taibo y Marcos y aquí de manera explícita. Me refiero a que la doble investigación se realiza sobre el concepto del Mal y sobre la manifestación concreta que fue un asesinato político y la trama sobre
“Así que yo te aconsejo que, si buscas al Mal y al Malo, los busques arriba y a la derecha. Seguro que ahí viven”.
Singular novela ésta, portadora de los efluvios del Méjico indígena y el capitalino, una certera y aguda crítica política e histórica y un reconocimiento al legado literario, no sólo mejicano con el aflorar eventual del realismo mágico (el muerto que llama por teléfono es uno de los motores de la intriga), sino también homenaje a la literatura europea, cuya muestra más patente, no la única, es el recuerdo del escritor Vázquez Montalbán en su viaje a Chiapas con sus morcillas para el Subcomandante Insurgente Marcos y las pistas que envía Carvalho desde Barcelona sobre la trama, por cierto, motivo casi idéntico que utiliza Andreu Martín en El blues del detective inmortal, aunque no sabemos quién fue primero el huevo o la gallina.
Se me olvidaba deciros que la novela la podéis leer on line, gracias a la generosidad del diario mejicano La Jornada y la web Rebelión. Merece la pena.