viernes, 7 de diciembre de 2012

Houellebecq también nos plagió a nosotros




Confesamos que hemos leído El mapa y el territorio de Huellebecq impulsados por la trama negra a la que se aludía en la contraportada.


Realmente es un apartado residual en la historia del artista que reflexiona sobre las relaciones personales, de poder, comerciales, en la sociedad actual con una ironía y una mala leche notables, vgr. “la población rural francesa odia a los forasteros”.  Premio Goncourt 2010, la obra se ha ahorrado las críticas que resaltaban las opiniones escandalosas del autor sobre el sexo y la religión en las anteriores novelas. Aunque no ha salido del todo de rositas. Un crítico escrupoloso levantó la liebre del plagio sobre determinadas citas de la Wikipedia. El debate se centra si es un verdadero plagio cuando das las gracias a la Wiki en el apartado de agradecimientos (nosotros nunca lo haríamos), o si no es legítimo copiar de la Wikipedia, donde todo o en su mayor parte es material copiado. Personalmente, sí encontramos farragosos para una lecura fluída determinadas paráfrasis sobre la vida de las moscas o la historia de los pueblos de la Francia rural.

La parte de la investigación criminal sin embargo está tratada con modélica discreción y moderación. Los policías reciben del autor la humanidad que les falta a los personajes principales, la trama es breve, pero impactante y tiene dos flores que queremos resaltar aquí.

La primera es la recomendación que le hacen al comisario para leer a un buen autor de “polar”, Therry Jonquet. Des de ya, nos ponemos las pilas para conseguir algunas de sus novelas, dicen que La piel que habito, de Almodóvar está basada en su Tarántula.

La otra es una reflexión sobre el asesinato que nos ha dejado impresionados por la feliz coincidencia de que aparecía en nuestra novela La visita del viento, del 2009, anterior por tanto a El mapa y el territorio. Houellebecq lo dice así: “El crimen, y sobre todo un crimen que no sea canallesco ni brutal, es una cosa muy íntima en la que el asesino expresa algo de su personaldad, de su relación con la víctima”. “El asesinato es un acto de profunda intimidad”, decíamos nosotros con sequedad, ya nos hubiera gustado ampliarlo tan magníficamente como lo hace el autor francés. Pensábamos que proponíamos una cosa original, y ya véis, las ideas están flotando en el aire, para ser cazadas por el más avispado. Por tanto os transmitimos nuestra doble satisfacción, la de haber coincidido con uno de los grandes y la de sentirnos moralmente plagiados y, naturalmente mejorados.