martes, 29 de noviembre de 2011

Leoardo Padura y su nueva novela











El cubano Leonardo Padura escribe esta lineas que hablan de su nueva novela en nuestro blog de referencia negraycriminal.blogcindario.com

"La cola de la serpiente es la historia de una obstinación. O de dos, en realidad. Porque sin la obstinación de los chinos que emigraron a Cuba desde el siglo XIX y que, aun sin esperanzas de regreso optaron por seguir siendo chinos, esta historia no hubiera existido. Y tampoco hubiera existido sin mi obstinación por escribirla y mi necesidad de darle forma y color, pero sobre todo palabras, a uno de los barrios más habaneros de mi ciudad... donde vivieron esos chinos que siempre fueron chinos.

La novela comenzó siendo un relato largo que escribí a mediados de la década de 1990. Pero unos años después lo leí y me di cuenta de que me había empeñado en sintetizar la historia y lo que necesitaba su atmósfera y argumento era crecer. Así surgió la novela corta que terminé a finales de los 90 y que publiqué en Cuba e Italia... Pero hace un año, cuando decidimos publicarla en Tusquets, sentí que todavía la síntesis era demasiado estricta y que el texto pedía aire, más vida... y llegó a ser la novela que ahora se ha publicado.

Es una historia del Barrio Chino de La Habana que, a diferencia del de Barcelona, sí fue un barrio con chinos, y muchos. Y fue el escenario de una de las vías más complicadas hacia la construcción de esa mezcla de tantas cosas que es el cubano.

Como por los años en que podía ocurrir esta historia Mario Conde debía ser policía, pues el Mario Conde de La cola de la serpiente es policía. No miento si digo que esta condición fue la más difícil de sostener en la nueva escritura de la novela porque... Mario Conde le ha cogido el gusto a investigar sin ser policía porque, dice él, se siente mejor. O sea, más libre...

Espero que las obstinaciones que sostienen la historia y la escritura de La cola de la serpiente hayan logrado fraguar en un libro que resulte a la vez atractivo de leer y revelador, dulce y útil, como hace veinte siglos reclamaba el gran Horacio como la mayor virtud de la obra literaria.

Ahora los dejo con los chinos de La cola de la serpiente, hasta que Conde regrese (sin ser policía) en una historia de judíos que, al contrario de los chinos, se empeñaron y se empeñan en ser cubanos".